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| Percebes de Hondarribia para un menú de vigilia con una historia curiosa |
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Vamos a detallarte en los próximos días el Menú de Vigilia que hemos promocionado este fin de semana y del que relatamos en este mismo blog algunas notas de curiosidades costumbristas de nuestra historia.
Y vamos a comenzar por los percebes de nuestro menú. Sin duda, un plato exquisito.
Los percebes se degustan sin florituras. Cocidos y con sal. Según los gustos pueden añadirse en la cocción algunas hojas de laurel u otras, aunque entre nosotros no viene siendo costumbre. Y su principal característica es su sabor intenso, único, que unido a las dificultades en su captura, le dan un toque de manjar exclusivo.
Los percebes o lanpernas de Hondarribia son del tipo que los expertos denominan “de sol”, cuyo desarrollo se lleva a cabo en zonas soleadas y muy batidas, y se distinguen por su pedúnculo corto y grueso. Fíjate bien en la fotografía, son percebes de las calas de Jaizkibel. Y nuestros arrantzales son capaces de distinguirlos incluso por el tipo de roca que se mantiene adherida a ellos incluso después de su captura.,
Como os comentábamos en un artículo anterior, Juan José Lapitz nos relata en su libro “La cocina de Hondarribia de ayer y hoy”, que no hace tanto tiempo, unos cincuenta años, el Viernes Santo se desplazaba media Gipuzkoa a Hondarribia para ver la procesión y a continuación comer percebes en los bares de La Marina.
De ahí nuestra idea de introducir los percebes en este menú de vigilia. Hay que fijarse, como nos dice Lapitz, que la Semana Santa es una época propicia para su captura, porque aunque tiene fecha variable, coincide siempre con una misma fase lunar en la que el nivel de las aguas baja más acusadamente y permite a los pescadores acceder a rocas más profundas para conseguir los percebes, nos relata.
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